


Empáticos atraídos por narcisistas



Vivir una vida plena tras el abuso narcisista
Formas de abuso de un narcisista encubierto


Actualmente, se habla mucho sobre el narcisismo y las formas de abuso de un narcisista. Esto es genial, ya que conocer historias y ejemplos de abuso narcisista empodera a todos aquellos que lo hemos sufrido, ofreciéndonos herramientas y referencias para superarlo.
El narcisista encubierto trabaja en las sombras, hipnotizándote mientras confía en tu falta de conocimiento y conciencia real de lo que está sucediendo. Para conseguir destacar ellos logran una sensación de superioridad al ir, poco a poco, desinflándote a ti.
El narcisista encubierto tiene dos objetivos:
- Imponer el control sobre ti.
- Mantener un desajuste en la relación contigo, dejándote siempre por debajo de él, incluso de los demás, haciéndote sentir inferior.
Desde fuera aparentemente todo parece estar bien, pero tu sexto sentido te hace sentir que hay algo raro en la relación, que se está produciendo un abuso encubierto. Mientras tanto, aumenta ese oscuro y pesado sentimiento de vergüenza. Te vuelves una persona menos asertiva, menos capaz de decir que no, de imponer tu criterio, ni siquiera de mostrarlo. Te das cuenta que tienes derecho a hablar, a opinar, a mostrar tus sentimientos y te preguntas a ti mismo… Pero, ¿cómo ha ocurrido esto?, ¿cómo he llegado a este punto?
Empiezas a tener conciencia de lo que ha sucedido, de lo que está sucediendo. Al tener conciencia de lo que está sucediendo empiezas a romper el ciclo del abuso narcisista.
Cinco ejemplos de abuso narcisista encubierto que son difíciles de detectar
Te compara con los demás
Durante una discusión sobre tu futuro, el narcisista encubierto te recuerda que esa amiga tuya de la infancia hace mucho que lo consiguió. O, por ejemplo, mientras charla sobre sus objetivos de salud y estado físico, el narcisista encubierto recuerda lo en forma que estaba su ex, lo de compararte con una ex es una de las cosas más típicas que hacen los narcisistas.
La comparación es una de las formas más brutales en que nuestro crítico interior nos avergüenza. Nos comparamos con los demás constantemente de forma inconsciente y, cuanto más hacemos, peor nos sentimos. Lo hacemos sin darnos cuenta, pero si encima tienes a una persona al lado recordándote que en cualquier comparación siempre, siempre, siempre, vas a quedar por debajo, es algo humillante.
Pero el narcisista esta táctica sutil y cruel de humillación la desarrolla hasta convertirla en arte: Esto lo hizo menganita, ¿por qué no puedes tú?. Mira lo que hizo fulano de tal, ¿no es genial? En estos dos ejemplos de abuso narcisista, el primero es una comparación directa, mientras que el segundo ejemplo deja que seas tú quien haga la comparación. En ambos casos, el resultado es la vergüenza.
Tienes a una persona que de manera «inocente» te está señalando algo y, como resultado, te sientes inferior, poca cosa. Incluso cuando lo hace con el pretexto de apoyarte, la comparación es terriblemente vergonzosa y casi siempre contraproducente.
En la búsqueda de un objetivo y cuando hay una relación sana, la comparación puede estimular una vergüenza saludable y alentar a la otra persona a mejorar. Sin embargo, la única forma saludable de crecer es comparándote con tu yo pasado . Cada día es una oportunidad para ser mejor que ayer. Cada día es una oportunidad para crecer. Lo que otros están haciendo y en qué etapa se encuentran es asunto suyo.
Menospreciar y descartar lo que a ti te gusta
Una relación debe ser una plataforma para que las dos partes evolucionen.
Si bien debemos mantenernos alejados de los halagos, es fundamental sentir empatía y apoyo mutuos. Esto incluye que la otra persona se tome el tiempo para escuchar lo que tienes que decir y trate de experimentarlo a través de tus vivencias, de empatizar contigo.
Un narcisista encubierto se niega a hacer esto. Lo que te gusta y lo que te mueve es simplemente algo molesto, a menos que puedan sacar partido de eso, claro.
El hecho de que hayas tenido un gran día y ellos no fueran el motivo les avergüenza, y contrarrestan ese sentimiento menospreciándolo y cortando la conversación.
Escucharán tu historia sin prestar la más mínima atención o comentarán algo negativo sobre el tema. Pueden sonreír condescendientemente, haciéndote sentir una persona infantil y tonta. En el fondo, sabes que no le interesa lo que cuentas y tu entusiasmo se transforma rápidamente en autodesprecio y tristeza. Lo consiguió.
Darte consejos sin empatizar mínimamente contigo
Este ejemplo de abuso narcisista encubierto suele estar muy bien disfrazado. Comienza cuando tú muestras una preocupación sobre algo de lo que no tienes seguridad y preguntas su opinión. En una relación sana, tu ser querido (amigo, pareja, familiar) busca apoyarte poniéndose en tu lugar, intentando comprender tu situación. Todo el foco está en ti.
Más exactamente, en una relación sana la otra persona intenta explorar tu preocupación con el objetivo de ganar claridad. Un buen amigo comenzará por sentir empatía por tus sentimientos, se pondrá en tu lugar y luego intentará darte su perspectiva de lo que te inquieta visto desde fuera. No se preocupan por ellos mismos, esa es la esencia del apoyo.
El narcisista encubierto adopta un enfoque diferente. Tan pronto como escucha tu inquietud, ve el problema y la solución desde su propia perspectiva. Una vez que hayas expresado tus dudas, tu parte habrá terminado. A partir de ese momento el centro es el narcisista y su experiencia.
Enseguida pasan a decirte qué hacer a medida que desarrollan su solución, que por supuesto es superior de principio a fin. No hay preguntas para entender qué sucede, no importan tus sentimientos y ni lo que pienses. Tan pronto como el ego del narcisista se aferra a una solución, la discusión termina. Se convierte en un monólogo y te sientes desamparado e impotente.
Ignorarte en una conversación
Mientras nos enfocamos en las palabras de los demás durante la conversación, también debemos ser conscientes hacia dónde se dirige la conversación y qué obtiene cada persona involucrada de la experiencia. Por ejemplo, cuando dos buenos amigos mantienen una conversación, esta transcurre sin un orden ni objetivo real. Lo que quieren es estar conectados, profundizar el vínculo y tener la oportunidad de compartir y pasarlo bien. En cualquier caso, esta conversación involucra y prioriza a ambas personas.
Pero en una conversación en la que hay un narcisista y un suministro narcisista, el equilibrio cambia radicalmente. Por un lado, el narcisista encubierto mantiene el control sobre el flujo de la conversación hablando con mayor intensidad y hablando durante mucho más tiempo que la otra parte. Con el tiempo, una conversación se convierte en un monólogo.
El suministro narcisista lentamente siente que el interés en sus palabras se desvanece. Si quiere contribuir en la conversación tendrá que esforzarse más. Así que aumenta su energía y suelta algo nuevo con lo que captar la atención. El narcisista encubierto responde cediendo por un momento, pero enseguida desconecta su interés.
Cuando el suministro narcisista siente que la conversación pierde fuerza, que ya no despierta tanto interés, hace una pausa, lo que el narcisista encubierto toma como una señal para reanudar su monólogo.
El objetivo del narcisista es mantener la atención en sí mismo y hacer que te involucres con lo que están diciendo. No existe una conexión o un flujo compartido en el que ambas personas contribuyan y se beneficien de la conversación. No hay comunicación, es un mero monólogo.
Usar el silencio para mantenerte a raya
De todos los ejemplos de abuso narcisista, este es quizás el más sutil, ya que literalmente no se dice ni se hace nada.
Sin embargo, el silencio es mortal. La falta de respuesta puede ser más dolorosa que un insulto.
Cuando se nos presenta una propuesta o idea que nos incomoda, a menudo nos vemos obligados a hablar. Al hacerlo, tenemos que inclinarnos hacia una mayor incomodidad. Pero, ¿por qué haríamos esto? En primer lugar, nuestro objetivo es establecer un límite. Esto está claro. Pero un resultado igualmente importante es que le hemos comunicado nuestra posición, lo que pensamos, a una persona que valoramos, lo que ayuda a mantener la integridad de la relación.
La comunicación es la forma en que mantenemos el equilibrio, aceptamos la responsabilidad y evitamos malentendidos. Es una incomodidad a corto plazo para el crecimiento relacional a largo plazo.
Para el narcisista, la comunicación honesta y vulnerable es una amenaza. No quieren ser responsables ni sentir incomodidad. Como resultado, responden a situaciones que no les convienen y desaparecen sin previo aviso.
De repente no recibes ningún mensaje de texto, ningún tipo de comunicación y ningún intento de aclarar la situación. No escuchan ni discuten. Más bien, redirigen tu atención y te evitan hasta que la situación pasa.
Como a ellos no les afecta, eres tú quien debe lidiar con el dolor y la confusión de una relación unilateral. El resentimiento se acumula por tu parte, pero como no hay nadie con quien participar, debes tragarlo y seguir adelante.
Y es en ese momento cuando debes decidir: o aprendes a reprimir tus necesidades, vivir con esa amargura dentro de ti y dejar que el narcisista encubierto dicte los términos; o aprendes a valorar tu vida y lo importante que eres para empezar algo tan difícil como el «no contacto» con el narcisista.
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¿Te has visto reflejado o reflejada en estos ejemplos de abuso narcisista? Quizás nunca habías pensado en ti como una persona de la que están abusando emocionalmente, quizás ya lo sospechabas. En cualquier caso, te deseo un pronto camino hacia la recuperación y hacia la verdadera felicidad con personas que valoren y fomenten todo lo bueno que hay en ti.
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